sábado, 2 de marzo de 2019

MENSAJE CUARESMA, 2019-PAPA FRANCISCO



Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma de 2019


Queridos hermanos y hermanas:

Cada año, a través de la Madre Iglesia, Dios «concede a sus hijos anhelar, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que […] por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios» (Prefacio I de Cuaresma). De este modo podemos caminar, de Pascua en Pascua, hacia el cumplimiento de aquella salvación que ya hemos recibido gracias al misterio pascual de Cristo: «Pues hemos sido salvados en esperanza» (Rm 8,24). Este misterio de salvación, que ya obra en nosotros durante la vida terrena, es un proceso dinámico que incluye también a la historia y a toda la creación. San Pablo llega a decir: «La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios» (Rm 8,19). Desde esta perspectiva querría sugerir algunos puntos de reflexión, que acompañen nuestro camino de conversión en la próxima Cuaresma.

1. La redención de la creación

La celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo (cf. Rm 8,29) es un don inestimable de la misericordia de Dios.

 Si el hombre vive como hijo de Dios, si vive como persona redimida, que se deja llevar por el Espíritu Santo (cf. Rm 8,14), y sabe reconocer y poner en práctica la ley de Dios, comenzando por la que está inscrita en su corazón y en la naturaleza, beneficia también a la creación, cooperando en su redención. Por esto, la creación —dice san Pablo— desea ardientemente que se manifiesten los hijos de Dios, es decir, que cuantos gozan de la gracia del misterio pascual de Jesús disfruten plenamente de sus frutos, destinados a alcanzar su maduración completa en la redención del mismo cuerpo humano. Cuando la caridad de Cristo transfigura la vida de los santos —espíritu, alma y cuerpo—, estos alaban a Dios y, con la oración, la contemplación y el arte hacen partícipes de ello también a las criaturas, como demuestra de forma admirable el “Cántico del hermano sol” de san Francisco de Asís (cf. Enc. Laudato si’, 87). Sin embargo, en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada, hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte.

2. La fuerza destructiva del pecado


Efectivamente, cuando no vivimos como hijos de Dios, a menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás criaturas —y también hacia nosotros mismos—, al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca. Entonces, domina la intemperancia y eso lleva a un estilo de vida que viola los límites que nuestra condición humana y la naturaleza nos piden respetar, y se siguen los deseos incontrolados que en el libro de la Sabiduría se atribuyen a los impíos, o sea a quienes no tienen a Dios como punto de referencia de sus acciones, ni una esperanza para el futuro (cf. 2,1-11). Si no anhelamos continuamente la Pascua, si no vivimos en el horizonte de la Resurrección, está claro que la lógica del todo y ya, del tener cada vez más acaba por imponerse.

Como sabemos, la causa de todo mal es el pecado, que desde su aparición entre los hombres interrumpió la comunión con Dios, con los demás y con la creación, a la cual estamos vinculados ante todo mediante nuestro cuerpo. El hecho de que se haya roto la comunión con Dios, también ha dañado la relación armoniosa de los seres humanos con el ambiente en el que están llamados a vivir, de manera que el jardín se ha transformado en un desierto (cf. Gn 3,17-18). Se trata del pecado que lleva al hombre a considerarse el dios de la creación, a sentirse su dueño absoluto y a no usarla para el fin deseado por el Creador, sino para su propio interés, en detrimento de las criaturas y de los demás.

Cuando se abandona la ley de Dios, la ley del amor, acaba triunfando la ley del más fuerte sobre el más débil. El pecado que anida en el corazón del hombre (cf. Mc 7,20-23) —y se manifiesta como avidez, afán por un bienestar desmedido, desinterés por el bien de los demás y a menudo también por el propio— lleva a la explotación de la creación, de las personas y del medio ambiente, según la codicia insaciable que considera todo deseo como un derecho y que antes o después acabará por destruir incluso a quien vive bajo su dominio.

3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón

Por esto, la creación tiene la irrefrenable necesidad de que se manifiesten los hijos de Dios, aquellos que se han convertido en una “nueva creación”: «Si alguno está en Cristo, es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo» (2 Co5,17). En efecto, manifestándose, también la creación puede “celebrar la Pascua”: abrirse a los cielos nuevos y a la tierra nueva (cf. Ap 21,1). Y el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual.

Esta “impaciencia”, esta expectación de la creación encontrará cumplimiento cuando se manifiesten los hijos de Dios, es decir cuando los cristianos y todos los hombres emprendan con decisión el “trabajo” que supone la conversión. Toda la creación está llamada a salir, junto con nosotros, «de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21). La Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna.

Ayunar, o sea aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas: de la tentación de “devorarlo” todo, para saciar nuestra avidez, a la capacidad de sufrir por amor, que puede colmar el vacío de nuestro corazón. Orar para saber renunciar a la idolatría y a la autosuficiencia de nuestro yo, y declararnos necesitados del Señor y de su misericordia. Dar limosna para salir de la necedad de vivir y acumularlo todo para nosotros mismos, creyendo que así nos aseguramos un futuro que no nos pertenece. Y volver a encontrar así la alegría del proyecto que Dios ha puesto en la creación y en nuestro corazón, es decir amarle, amar a nuestros hermanos y al mundo entero, y encontrar en este amor la verdadera felicidad.

Queridos hermanos y hermanas, la “Cuaresma” del Hijo de Dios fue un entrar en el desierto de la creación para hacer que volviese a ser aquel jardín de la comunión con Dios que era antes del pecado original (cf. Mc 1,12-13; Is 51,3). Que nuestra Cuaresma suponga recorrer ese mismo camino, para llevar también la esperanza de Cristo a la creación, que «será liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21). No dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable. Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación.

Vaticano, 4 de octubre de 2018
Fiesta de san Francisco de Asís




miércoles, 27 de febrero de 2019

ENCUENTRO INSPECTORIAL HDB

ENCUENTRO INSPECTORIAL HDB


Valdepeñas, 7 de abril de 2019

"EL HOGAR, ESCUELA DE SANTIDAD"

   
 Será un gran día para convivir, compartir y reflexionar en torno a la familia, este año, con el lema “El hogar, escuela de santidad”.

        Somos llamados a la santidad en el seno de nuestras familias, experimentando entre nosotros el calor del hogar, las huellas del camino compartido y siendo testigos del Amor de Dios. Nuestros iconos son:

-  El hogar de Nazaret.
-  El hogar de D.Bosco y de M. Mazzarello.
-  La Familia Salesiana, un hogar.
-  La familia universal, un hogar para la humanidad.

       Tendremos una ponencia presentada por Mª DEL ROSARIO TEN SORIANO (Delegada de Pastoral de la Inspectoría Mª Auxiliadora, FMA). A continuación un tiempo de reflexión activa en grupos.
Los Coordinadores Nacionales de HDB (Teresa López y Antonio de la Flor) nos acercarán el estado del nuestro Movimiento. 
La comida y sobremesa: espacio para compartir la alegría, la amistad y tantas cosas buenas y sabrosas que acostumbramos en estos encuentros. No faltará la rifa con el regalo que cada Centro aportáis.

        Concluiremos el Encuentro con la celebración de la Eucaristía (16.00h). Foto de grupo y partida para los lugares de origen (sobre las 17.30h).

        Durante toda la  jornada mantendremos actividades específicas con vuestros hijos e hijas. Quienes vengáis con niños, indicadnos el número y la edad. Os podéis inscribir en el encuentro mandando un Correo electrónico a hogaresdonboscomadrid@gmail.com. Todo ello hasta el viernes 25 de Marzo. Miembros de la Comisión Inspectoríal de HDB, se pondrán en contacto con los Matrimonios Secretarios de cada grupo para concretar-confirmar  la participación.

        Podéis invitar al resto de la familia salesiana, así como a otros matrimonios que puedan estar interesados, en nuestro Movimiento, o que consideréis que les puede ser positivo.

        Deseamos veros y saludaros personalmente el día 7 de abril. Que Mª Auxiliadora y D. Bosco nos mantengan unidos y nos sigan ayudando a vivir el espíritu de familia salesiana que hace presente el amor de Dios a los jóvenes, a las familias y a la Iglesia.

        Recibid nuestro cariñoso abrazo

        HDB Valdepeñas







Horario de la jornada
10.15h      Acogida
10.45h      Bienvenida-Presentación- Oración  
11.15h      Ponencia
12.15h      Descanso
12.45h     Tiempo de grupo
13:30h.     Información Coordinadores Nacionales de HDB
14.00h     Comida-Sobremesa-Rifa-Foto de grupo
16.00       Eucaristía

17.30h     Despedida

¿CÓMO LLEGAR?

    domingo, 24 de febrero de 2019


    Santidad Salesiana
    Beatos
    Luis Versiglia  y Calixto Caravario







    25 de febrero





    BEATO LUIS VERSIGLIA (1873-1930)

    Veterinario o sacerdote?
    Luis nació en Oliva Gessi (Pavia) el 5 de junio de 1873. Desde su más temprana edad, solía ayudar a Misa, tanto que la gente ya pensaba que sería sacerdote. Pero Luis no quería escuchar hablar de eso, porque él quería ser veterinario.
    El Salesiano
    A los 12 años quedó encantado con Don Bosco, quien lo fascinó tanto que quiso cambiar de idea.  En 1888, poco después de la muerte de Don Bosco, Luis quedó muy impresionado con la ceremonia donde siete misioneros recibieron su cruz para la misión y decidió convertirse en un Salesiano, con la esperanza de ir a las misiones.
    El sacerdote
    Logró un título en filosofía, y pronto estuvo preparado para la ordenación sacerdotal, la que tuvo lugar en 1895.  A los 23 años, Don Rua lo designó como director de novicios en Genzano, Roma, una labor que llevó a cabo durante 10 años con bondad, firmeza y paciencia.
    Misionero en China
    Después de mucha insistencia por parte del obispo de Macao, en 1906 llegaron a China seis Salesianos, liderados por P. Versiglia.  De esa forma, se cumplía una profecía de Don Busco.  En Macao, él instaló la “casa madre” salesiana y también abrió una misión en Heungchow.  Fr. Luis le dio vida a la zona, tal como Don Bosco lo hubiera hecho, creando una banda de música, que fue muy apreciada, y abriendo orfelinatos y oratorios.
    Obispo ejemplar
    En 1918, los Salesianos recibieron la misión de Shiuchow de parte del Vicario Apostólico de Canton, y el 9 de enero de 1921, Fr. Versiglia fue consagrado su obispo.  Sabio, infatigable y pobre, constantemente visitaba y daba ánimo a los cofrades y cristianos de su diócesis. Cuando llegaba a las aldeas, especialmente los niños, organizaban una fiesta. Era un verdadero pastor, totalmente dedicado a su rebaño.  Le dio al Vicariato una estructura sólida, con su propio seminario y casa de formación.  Planificó residencias y hospitales para los adultos mayores y los necesitados.
    Se ocupó muy cuidadosamente de la formación de catequistas.  En sus notas escribió:  “El misionero que no está unido a Dios es un canal separado de su fuente”.  “El misionero que ora mucho logra mucho”.  Como Don Bosco, fue un ejemplo de trabajo y moderación.  Entre tanto, la situación política en China se había vuelto muy tensa, especialmente para los Cristianos y los misioneros extranjeros.  Empezaron las persecuciones.
    Martirio
    El 13 de febrero de 1930, junto con Fr. Caravario, el obispo fue a Shiuchow en una visita pastoral a la misión de Linchow.  Algunos niños y niñas fueron con ellos; habían estado estudiando en Shiuchow.  El 25 de febrero, un grupo de piratas bolcheviques detuvo el bote del obispo, con la intención de llevarse a las niñas.  El obispo y Fr. Caravario los obstruyeron con todas las fuerzas que pudieron.  Fueron llevados a la fuerza y finalmente fusilados.  Antes de que fueran asesinados, cada uno se confesó con el otro.  El último suspiro fue por su querida China.  

    SANTO CALLISTO CARAVARIO (1903-1930)
    "Lo alcanzaré en China"
    Nace en Cuorgnè (Turín) el 18 de junio de 1803. Al encontrarse con Monseñor Versiglia en Turín en 1921 le dijo: "Lo alcanzaré en China". Mantuvo la palabra, partiendo dos años después.
    Ordenado sacerdote, siempre muy fiel a su consagración religiosa y animado por una caridad cada vez más ardiente, acompañaba a Mons. Versiglia en la visita pastoral, en el distrito de Lin Chow, junto con dos maestros, dos catequistas y una alumna cuando el 25 de febrero de 1930, en lugar aislado del río, fueron alcanzados por los piratas comunistas.
    Martirio
    Con intención de proteger a los jóvenes - que pudieron escapar - los dos misioneros fueron golpeados brutalmente y después fusilados, en odio al fe cristiana que exalta la virginidad.

    En 1976, Pablo VI los declaró mártires, en 1983 Juan Pablo II los declaró Beatos y el 1º de octubre de 2000 los canonizó.